Estoy sentada un sábado más en este banco de la entrada de la pequeña academia, estoy esperando a mi estanjanito que se encuentra al otro lado de la puerta de cristal translúcido.
Está en clase de música. Es la quinta clase y estanjanito esta mañana me levantó diciéndome que le vistiera para ir al cole de música, y al ver mi falta de cooperación se fue a su cuarto a buscar la ropa (como casi todos los hombres no sabía donde estaba guardada) se medio vistió con mi ayuda y nos fuimos tempranito para poder aparcar el coche.
Esto no parecería extraño si no fuera porque cinco semanas antes el niño lloraba desconsoladamente.
En la primera clase pedí quedarme porque con lo cerrado que era mi hijo sabía que tenia que ver de qué iba la cosa primero.
En la segunda, se quedó llorando y yo casi, esperando fuera oía como de vez en cuando se echaba a llorar. Se pasó casi la clase completa sobre el profe, un tío majísimo y con mucha paciencia.
En la tercera, me pasé la semana preparándonos para la clase del sábado, pero ese sábado, en casa, se me ocurrió un truco viendo los pucheros de estanjanito (y ya nos estábamos planteando si seguir o no). Ese día, pude sonsacarle a Estanjanito, que me dijo que le asustaba la música fuerte, así que le di un imán de goma eva en forma de mariquita para que se lo guardara en el bolsillo y le dije que le haría compañía y así no tendría tanto miedo (es nuestra "marieta"-mariquita- para que no "haga por" -no tener miedo-). Además le diríamos al profe que pusiera la música más bajita. Y oye que funcionó!! Se quitó el abrigo y junto son su "marieta" en el bolsillo del polo y que Felicidad (una niña con síndrome de la felicidad que asiste a clase) le cogió, le dio un beso y le hizo entrar en clase cogiéndole de la mano. Y a ver quien rechista con Felicidad que las cosas son sí o sí.
Ahora Estanjanito ya toca todo: piano, batería, xilófono, metalófono...y sigue muy bien el ritmo (aquí a estanjano se le cae la baba). Es el más pequeño de clase pero no por ello se queda atrás.
Las clases son de estimulación, no enseñan un instrumento concreto y es lo que buscábamos, jugar con la música y el ritmo, el niño con el tiempo elegirá qué instrumento le gusta más.
Estamos muy contentos. Estanjanito está feliz y le ha hecho mucho bien. No es tan cerrado. Habla por los codos y se expresa un montón. Se hace menos extraño para los de fuera de casa y es muy comunicativo. Incluso contesta con su timidez, no, no bocaliza, hace un movimiento de sí o de no con todo el cuerpo (parece que le ha dado algo cuando dice que sí) así que es un paso, hemos cambiado el gruñido (aunque a veces sigue usándolo) a una respuesta física.
Está en clase de música. Es la quinta clase y estanjanito esta mañana me levantó diciéndome que le vistiera para ir al cole de música, y al ver mi falta de cooperación se fue a su cuarto a buscar la ropa (como casi todos los hombres no sabía donde estaba guardada) se medio vistió con mi ayuda y nos fuimos tempranito para poder aparcar el coche.
Esto no parecería extraño si no fuera porque cinco semanas antes el niño lloraba desconsoladamente.
En la primera clase pedí quedarme porque con lo cerrado que era mi hijo sabía que tenia que ver de qué iba la cosa primero.
En la segunda, se quedó llorando y yo casi, esperando fuera oía como de vez en cuando se echaba a llorar. Se pasó casi la clase completa sobre el profe, un tío majísimo y con mucha paciencia.
En la tercera, me pasé la semana preparándonos para la clase del sábado, pero ese sábado, en casa, se me ocurrió un truco viendo los pucheros de estanjanito (y ya nos estábamos planteando si seguir o no). Ese día, pude sonsacarle a Estanjanito, que me dijo que le asustaba la música fuerte, así que le di un imán de goma eva en forma de mariquita para que se lo guardara en el bolsillo y le dije que le haría compañía y así no tendría tanto miedo (es nuestra "marieta"-mariquita- para que no "haga por" -no tener miedo-). Además le diríamos al profe que pusiera la música más bajita. Y oye que funcionó!! Se quitó el abrigo y junto son su "marieta" en el bolsillo del polo y que Felicidad (una niña con síndrome de la felicidad que asiste a clase) le cogió, le dio un beso y le hizo entrar en clase cogiéndole de la mano. Y a ver quien rechista con Felicidad que las cosas son sí o sí.
Ahora Estanjanito ya toca todo: piano, batería, xilófono, metalófono...y sigue muy bien el ritmo (aquí a estanjano se le cae la baba). Es el más pequeño de clase pero no por ello se queda atrás.
Las clases son de estimulación, no enseñan un instrumento concreto y es lo que buscábamos, jugar con la música y el ritmo, el niño con el tiempo elegirá qué instrumento le gusta más.
Estamos muy contentos. Estanjanito está feliz y le ha hecho mucho bien. No es tan cerrado. Habla por los codos y se expresa un montón. Se hace menos extraño para los de fuera de casa y es muy comunicativo. Incluso contesta con su timidez, no, no bocaliza, hace un movimiento de sí o de no con todo el cuerpo (parece que le ha dado algo cuando dice que sí) así que es un paso, hemos cambiado el gruñido (aunque a veces sigue usándolo) a una respuesta física.
Es que todo lo que sea estimular sus sentidos les ayuda muy mucho. De aquí a unos años un consumado músico.
ResponderEliminarLa música me parece fundamental en su crecimiento y estimulación, a nosotros también nos gustaría que asisitiera a clases. Me alegro de que lo lleve mucho mejor.
ResponderEliminarCada vez le gustará más, verás, nosotras estamos encantadas! ;D Besos
ResponderEliminarLa música es maravillosa y consigue lo imposible. Mi experiencia con la música y Lucas ha sido maravillosa, ya lo sabes. Lo recomiendo a todas las mamás que conozco. Me alegro muchísimo de la evolución de tu peque. Como dice Princesa Fol cada vez le gustará más.
ResponderEliminarUn beso :)
Qué bien guapa! Me alegro un montón de que Estanjsnito haya superado su rechazo inicial y disfrute de esas clases de música que le van a venir genial y las va a disfrutar un montón. Un beso
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