No le puedo hacer nada, el viaje siempre me evoca imágenes de mi infancia y pubertad, sobretodo. Recuerdos que hacía tiempo que no recordaba. Y los últimos viajes han sido especialmente tristes porque mi abuela no está.
Esa mujer que se preocupaba, te esperaba impaciente, te preparaba tu plato favorito para cenar, que te recibía con una gran sonrisa arrugada y unos pequeños ojos escondidos detrás de unas gafas. Ya no nos espera nadie. Ya no tienes que llamar a nadie diciendo que ya has pasado zaragoza y falta menos.
Miro el paisaje cambiante. De verde chillón a amarillo paja. De marrón viñedo a rocas desérticas.
Y las imágenes del recuerdo vuelven a mi, esas que hace tiempo no me paro a esperar.
Me voy acercando a mi tierra. Esa que desconozco y esa que conozco con los ojos cerrados. Unas mariposas en el estómago siempre al llegar a esas calles que recorría de pequeña. Al ver esos balcones donde todavía puedo ver la imagen de mi madre y mi abuela esperando para verme llegar. Esa pequeña ciudad que de noche me traslada a esas noches de fiesta de mi juventud pero también a esas madrugadas que andaba en solitario hasta la parada del bus.
Algo dentro de mi siempre se remueve, algo de tristeza y alegría me llena. Algo de morriña de esos tiempos pasados y de mi tierra
Esa mujer que se preocupaba, te esperaba impaciente, te preparaba tu plato favorito para cenar, que te recibía con una gran sonrisa arrugada y unos pequeños ojos escondidos detrás de unas gafas. Ya no nos espera nadie. Ya no tienes que llamar a nadie diciendo que ya has pasado zaragoza y falta menos.
Miro el paisaje cambiante. De verde chillón a amarillo paja. De marrón viñedo a rocas desérticas.
Y las imágenes del recuerdo vuelven a mi, esas que hace tiempo no me paro a esperar.
Me voy acercando a mi tierra. Esa que desconozco y esa que conozco con los ojos cerrados. Unas mariposas en el estómago siempre al llegar a esas calles que recorría de pequeña. Al ver esos balcones donde todavía puedo ver la imagen de mi madre y mi abuela esperando para verme llegar. Esa pequeña ciudad que de noche me traslada a esas noches de fiesta de mi juventud pero también a esas madrugadas que andaba en solitario hasta la parada del bus.
Algo dentro de mi siempre se remueve, algo de tristeza y alegría me llena. Algo de morriña de esos tiempos pasados y de mi tierra
Te entiendo. Se remueven muchas cosas cuando uno vuelve a su tierra, incluso a la tierra adoptiva.
ResponderEliminarBesos
Sólo hace falta un clik para recordarlo todo, tantas vivencias, tantos seres queridos, familia, amigos...tanto de nosotros.
ResponderEliminarUn beso
Debe de ser duro, no me imagino vivir fuera de aqui y sin mi familia, y aún viviendo con ellos, los recuerdos a veces llegan a mi y me dan también morriña de aquellos tiempos, pero hay que mirar hacia delante y con la cabeza bien alta y con una gran sonrisa en tu cara sin nunca olvidar esos recuerdos del pasado. BEsos
ResponderEliminarMe ha gustado mucho leerte, a pesar de la morriña y esa gota de tristeza que denotan tus palabras. Me ha gustado leerte .... Un beso.
ResponderEliminarViajar actúa tierra es un viaje también actravés de los recuerdos y las emociones. Imposible evitar un cierto halo de melancolía y nostalgia. Un beso
ResponderEliminarGracias chicas, es triste pero recarga mucho viajar a la tierra!! y vuelvo con una alegría! mis tios, primos, mi mama pegada y mi hermano pegado me dan mucho cariño, aunque siempre quieres más
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